9 de abril de 2010

Drogas

Muchas sustancias adictivas se consumen con frecuencia a pesar de su ilegalidad y otras incluso están legalizadas. Es el caso de drogas lícitas como el alcohol, el tabaco, el café y el té; y de drogas ilícitas como los opioides (morfina, metadona, heroína), los depresores del sistema nervioso central (barbitúricos, benzodiacepinas), los psicoestimulantes (cocaína, crack, bazooko, anfetaminas), los canabinoides (marihuana, hachís), los alucinógenos (LSD), los inhalantes (solventes orgánicos) y los esteroides anabolizantes.

Alcohol

El alcohol es la droga de la que más se abusa actualmente. Consumido desde tiempos remotos, presenta un grave problema social a nivel mundial y que afecta a todas las edades a partir de la adolescencia. La adicción al alcohol deriva en el alcoholismo, una enfermedad crónica, progresiva y a menudo mortal. El alcoholismo es un trastorno primario y no un síntoma de otras enfermedades o problemas emocionales. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se trata de alcoholismo si la ingesta diaria es superior a los 50 gramos en el caso de la mujer o a los 70 gramos en el del hombre.

El alcohol etílico (etanol), es una molécula muy pequeña (CH3CH2OH) derivada de la fermentación de carbohidratos vegetales. Tanto el etanol como su metabolito, el acetaldehido, son altamente tóxicos y producen una serie de reacciones bioquímicas y alteraciones en todo el organismo. Su consumo crónico produce alteraciones hepáticas y cardiovasculares.
     La facilitación que el alcohol hace a nivel agudo sobre el receptor GABA-A está relacionada con sus propiedades sedantes, ansiolíticas, relajantes e hipnóticas. El etanol potencia la acción inhibidora del receptor GABA-A. Además, actúa como antagonista no competitivo del receptor NMDA de los aminoácidos excitadores (glutamato y aspartato). Como las demás drogas adictivas, activa la vía dopaminérgica mesolímbica. Sus efectos son bifásicos. Mientras que en dosis bajas es estimulante, en dosis más altas actúa como depresor con efectos sedantes, y puede llegar a producir efectos hipnóticos productores de sueño, anestesia y la muerte del individuo. Si el consumo es crónico, provoca neuroadaptaciones y efectos neurotóxicos. Genera adicción, tolerancia y síndrome de abstinencia, además de importantes alteraciones en los procesos de aprendizaje y memoria que pueden ser permanentes. El síndrome de abstinencia alcohólico puede ser muy grave. Los síntomas están relacionados con una disminución de la actividad gabaérgica, una hiperactividad NMDA y noradrenérgica y una activación de los sistemas cerebrales que regulan las respuestas al estrés.


En la imagen se muestra un niño afectado por el síndrome de alcoholismo fetal (SAF), producido por la ingesta de alcohol de la madre durante el embarazo. El niño no sólo aparenta anormalidad, sino que su cerebro está infradesarrollado y en muchos casos los afectados sufren severos retrasos mentales. Puede verse en la imagen cómo el cerebro del niño afectado por el SAF (abajo a la derecha) no presenta las circunvoluciones características del cerebro de un niño normal (abajo a la izquierda).

Artículo sobre el alcoholismo

Tabaco

El humo del tabaco contiene nicotina, la droga responsable de la adicción a fumar. En EEUU, más de 400.000 personas mueren al año debido a enfermedades producidas por el tabaco. El humo de los cigarrillos contiene más de 4.000 compuestos, de los cuales 400 son toxinas conocidas y 43 provocan cáncer. El humo que se desprende de un cigarro encendido representa aproximadamente el 85% del humo que generan los fumadores. Sus efectos tóxicos afectan a diversos sistemas: al sistema nervioso, produciendo una disminución de la capacidad de concentración y mareos; al sistema respiratorio, produciendo alteración del olfato, irritación de la mucosa, disminución de la capacidad respiratoria, EBOC y cáncer de pulmón; al sistema circulatorio, produciendo taquicardia, hipertensión y ateroesclerosis; y al aparato digestivo, produciendo irritación de la mucosa, hiporexia e irritación gástrica.

La nicotina es una amina presente en la planta del tabaco (nicotiana tabacum). Es agonista de los receptores nicotínicos de la acetilcolina. La nicotina pasa a la sangre desde los pulmones y se distribuye por diferentes tejidos, especialmente el sistema nervioso central, los riñones, las glándulas suprarrenales, el hígado y el bazo. Se calcula que la nicotina fumada llega al cerebro en menos de 20 segundos. Además, cruza la placenta, produciendo efectos teratogénicos, y puede encontrarse en la leche materna.
La nicotina actúa sobre receptores nicotínicos y afecta de manera directa e indirecta la actividad de las neuronas dopaminérgicas, incrementando la liberación de dopamina en el núcelo accumbens. En humanos, a nivel agudo, la nicotina disminuye la ansiedad y aumenta la activación. El consumo crónico va ligado al desarrollo de tolerancia y el síndrome de abstinencia es básicamente emocional y motivacional.

Opiáceos

El opio es la resina de una planta de la familia de las papaveráceas, como la amapola, llamada Papaver Somniferum por sus propiedades inductoras de somnolencia. Las sustancias opioides se caracterizan fundamentalmente por causar analgesia y euforia. Entre los derivados del opio que tienen estos efectos destacan la morfina, la codeína y la tebaína. Existen otras sustancias de elaboración sintética como la heroína. Según dónde actúen, producen unos efectos u otros. Sobre la SGP producen analgesia; sobre el área preóptica, hipotermia; sobre la formación reticular mesencefálica, sedación; y sobre el área tegmental ventral y el accumbens, refuerzo.
Los opiáceos son agonistas de los receptores opiáceos mu, delta y kappa. La actividad del receptor mu, y posiblemente del delta, mediatizan los efectos reforzantes, mientras que la actividad del kappa mediatiza los aversivos.

Psicoestimulantes


El clorhidrato de cocaína se obtiene de la pasta base de las hojas de coca. Éste puede convertirse en su forma base si se hierve en bicarbonato de sodio hasta que se evapora. Al residuo impuro de este proceso se le llama crack, que es la forma fumable y más potente de la cocaína, y una de las drogas más adictivas conocidas.
El contenido en cocaína de las hojas de coca es muy bajo, sólo un 2% de media. Si se administra masticándola directamente, su penetración en el cerebro el lenta y muy estable. En cambio, el crack, como normalmente se fuma o se inhalan los vapores que produce su calentamiento, pasa directamente de los pulmones al corazón y desde allí llega al cerebro muy rápidamente. En caso de ser esnifada, el viaje es más largo. Debe ataravesar los vasos sanguíneos de la nariz y llegar al corazón. Desde ahí va a los pulmones para oxigenarse después vuelve al corazón, donde se dispersa por el resto de órganos, incluyendo el sistema nervioso central. Por ello, la forma fumada es la más adictiva. La cocaína es un agonista indirecto de los receptores dopaminérgicos, inhibiendo la recaptación de dopamina.
     En humanos, los estudios de neuroimagen muestran que en una situación de abstinencia de larga duración a la cocaína se produce hipoactividad de la corteza prefrontal orbitofrontal, que contrasta la hiperactividad observada poco después del último consumo de la droga. La cocaína produce euforia, activación conductual, anorexia y disminución de la sensación de fatiga. Con el consumo crónico se puede inducir abstinencia con contenido emocional y motivacional. Junto con la heroína, la cocaína se considera el prototipo de droga adictiva.

Las anfetaminas no sólo inhiben la recaptación de dopamina, sino que además aumentan su liberación. El consumo crónico de anfetaminas y sus derivados pueden producir psicosis tóxicas y posiblemente neurodegeneración de las estructuras dopaminérgicas, en un grado superior al que produce la cocaína. La anfetamina y la metanfetamina son potentes drogas adictivas. Se utilizan para el tratamiento del ADHD y de la narcolepsia. Producen estado de activación, sensación de euforia, un incremento de la actividad del sistema nervioso simpático y efectos anorexígenos. Después de la euforia inicial se induce un estado pseudodepresivo producido por el vacío en los niveles de monoaminas. Con el consumo crónico producen tolerancia, sensibilización y síndrome de abstinencia de contenido emocional y motivacional.

Cannabinoides
Los principios psicoactivos de la planta Cannabis Sativa son los llamados cannabinoides, de los cuales hay más de ochenta, siendo el más caracterizado el THC. La marihuana y el hachís son dos de los principales derivados de esta planta. La marihuana se extrae de sus flores y hojas secas, mientras que el hachís se extrae de su resina. Los derivados de Cannabis actúan sobre los receptores cannabinoides modulando la liberación de ciertos neurotransmisores. Afectan al comportamiento motor, la secreción de hormonas adenohipofíticas, los procesos de aprendizaje y memoria, el sistema de la recompensa y analgesia cerebral, el control neurovegetativo y al desarrollo cerebral.
     Los canabinoides son agonistas de los receptores para cannabinoides CB1 (hipocampo, corteza y cerebelo) y CB2 (sistema inmunitario). La actividad de los CB1 mediatiza los efectos reforzantes y los CB2 están en su periferia. Hay varios cannabinoides endógenos, entre los cuales destaca la anandamida. Éstos pueden actuar como neuromoduladores o como neurotransmisores, con funciones que todavía no se conocen bien. Los efectos gratificantes que causan estas drogas parecen estar relacionados con la modulación que causan sobre los sistemas dopaminérgicos y opioides. En animales, la inyección de THC provoca un aumento en la liberación de dopamina en el núcleo accumbens, como ocurre con las demás drogas de abuso.  El consumo crónico produce neuroadaptaciones similares a las de las demás drogas. Además, hay interacciones funcionales entre los receptores cannabinoides y opioides. El THC es capaz de aumentar la liberación de opioides, como las encefalinas y la dinorfina.
     Los efectos agudos en humanos son: relajación y leve sensación de euforia, alteraciones de la percepción (sensacion de incremento de las capacidades sensoriales y alucinaciones), disminución de la coordinación motora y aumento del tiempo de reacción, alteraciones cognitivas (especialmente en la memoria corto plazo y en la capacidad de atención), megalomanía (especialmente si se consume en grupo), pánico (en dosis altas), psicosis tóxica (especialmente en individuos predispuestos que han tomado dosis altas) y disminución de la líbido en consumidores habituales, que puede venir acompañada de una reducción en los niveles de testosterona en hombres y de alteraciones del ciclo menstrual en mujeres.

Drogas de diseño


El concepto de drogas de diseño, o drogas de síntesis, es confuso, ya que comprende drogas que pueden tener un perfil psicofarmacológico diverso. Son drogas que se han creado en laboratorios clandestinos a partir de la modificación de la estructura química de otras drogas sintéticas o sustancias naturales, con el objetivo de introducirlas en el mercado ilegal.
     La MDMA (3,4-metilenodioximetanfetamina), también conocida por otros nombres como éxtasis, XTC, Adán, etc., es un buen ejemplo. Su estructura química se parece a algunos neurotransmisores, a la anfetamina (feniletilaminas) y a la mescalina. Se la clasifica como droga de diseño, alucinógeno, entactógeno, "club drug" (o dance drug) y un estimulante derivado de las anfetaminas. Tiene efectos sobre la transmisión serotoninérgica y dopaminérgica, siendo los primeros los más conocidos. Se une a los transportadores de estos neurotransmisores y los inactiva.
     Los efectos agudos (24h) de la MDMA consisten en un incremento inmediato de las concentraciones sinápticas de serotonina, principalmente, y también de dopamina y noradrenalina. Por ello, produce estimulación de los receptores postsinápticos. A las pocas horas produce agotamiento de serotonina al facilitar el vaciado de las vesículas sinápticas e impedir su síntesis. A largo plazo (>24h) produce neurotoxicidad. Disminuyen los niveles de serotonina y metabolitos y la densidad de transportadores y de terminales axónicos finos (neurodegeneración). Su toxicidad aguda produce efectos potencialmente mortales, como golpes de calor (hipertermia), hemorragias e infartos cerebrales, hepatitis aguda, fallo multiorgánico, coagulación vascular diseminada, rabdomiólisis, convulsiones, secreción inadecuada de ADH (hiponatremia) y síndrome serotoninérgico.


Éste es el resultado de un experimento con monos en el que se les suminstró 2 dosis de éxtasis durante 4 días. Puede observarse claramente el efecto neurodegenerativo a largo plazo.